domingo, 21 de octubre de 2007

"La exigencia de Izquierda Unida ha facilitado el giro a la izquierda"

Gaspar Llamazares opta a ser candidato de Izquierda Unida en las generales de 2008, pero antes tendrá que ganar las primarias que, por primera vez, se celebran en la federación. Su oponente es Marga Sanz, apoyada por el ‘aparato’ del PCE, al que desde hace tiempo está enfrentado Llamazares. El actual líder de IU presenta en su hoja de servicios los proyectos de ley que ha pactado en esta legislatura con el Gobierno del PSOE. Las críticas de su oponente y del PCE se centran, precisamente, en la supuesta pérdida de identidad de la federación, diluidas en su cercanía a los socialistas. Él asegura que, gracias al trabajo de su grupo parlamentario, es la primera legislatura con un Gobierno de izquierdas, apoyado por formaciones de izquierdas.
¿Qué ha aportado IU en esta legislatura?
Estabilidad de izquierdas frente a la desestabilización política y social que ha buscado el PP para deslegitimar los resultados electorales. Ha aportado una oposición constructiva con una exigencia de izquierdas, que ha permitido girar hacia la izquierda como no se había hecho nunca. Me refiero, por ejemplo, a la retirada de tropas de Irak, la retirada del Plan Hidrológico o el establecimiento de derechos civiles.
Incluso donde el PSOE se ha resistido a avanzar hemos presionado para conseguir logros como la universalización por la Ley de Atención a la Dependencia a la que se resistía Solbes e Izquierda Unida jugó un papel decisivo. Después de la sanidad pública, la educación y las pensiones, ése es el cuarto gran paso de la atención a los ciudadanos. Al mismo tiempo, hemos conseguido no desdibujar nuestro perfil con temas como Afganistán, Sáhara o nuestra propuesta de reforma fiscal progresiva o de medio ambiente. El republicanismo o el laicismo.
Cuanto más se acerca uno al sol más corre el riesgo de quemarse y deshacerse, es decir, ¿corre IU el riesgo de pagar en las urnas ese apoyo al PSOE?
Tenemos el mismo riesgo de quemarnos por acercarnos demasiado al sol que el de irnos por un agujero negro. Es tan arriesgado tener una identidad con el Gobierno del PSOE como marcar identidad propia y no mancharse en política y convertirse casi en una secta dogmática. Eso quiere una parte de mi organización, pero yo no lo comparto. Hay que intervenir en política para marcar nuestra identidad, con una estrategia propia con iniciativas de izquierdas y marcando diferencias con el Gobierno, frente a la política de ruido del PP que quiere presentar al PSOE y sus políticas liberales como políticas de izquierdas.
¿En qué temas no ha logrado empujar al PSOE a su posición?
Una de las mayores frustraciones del Gobierno es su incapacidad para desarrollar en torno a la retirada de tropas de Irak una nueva política exterior, sólo ha habido una restauración de lo que hizo el PSOE en otros momentos de su historia, con contradicciones en el Sáhara, América Latina o Palestina. La otra gran frustración es la incapacidad para siquiera atisbar un modelo económico o de desarrollo alternativo, más justo y sostenible.
Pero en política exterior se dice que sí ha habido un cambio hacia otros aliados como Evo Morales, Hugo Chávez, etcétera.
No, eso es un tópico y una caricatura que se intenta hacer de Moratinos. No ha habido ese viraje, se está menos alineado con EEUU en América latina y se es más respetuoso con esos procesos, pero los grandes rasgos de la política exterior, como la relación trasatlántica y el europeísmo retórico no se han modificado. Con la Constitución europea se vio su incapacidad para tener una voz propia.
¿Hay alguna posibilidad de que IU apoye los Presupuestos?
Muy pocas, aunque mantenemos abierta la expectativa. No por nosotros sino porque el Gobierno no tiene margen de maniobra para negociar, lo ha gastado todo para negociar consigo mismo. Lo ha utilizado más para la política de cheques electorales que para girar la política presupuestaria hacia la izquierda.
¿Teme el voto útil en el que los electores prefieran apoyar al PSOE, porque los votos de IU no siempre se transforman en escaños?
No es mecánicamente así, porque el voto a IU es todo imprescindible para que se traduzca luego en grupo parlamentario. El voto en Formentera o Lanzarote es imprescindible para tener grupo parlamentario y, por ejemplo, la no contabilización de una coalición en Canarias nos hizo perder grupo en la época de Gerardo Iglesias. Nosotros no disputamos los diputados con el PSOE, en la mayoría de los casos se disputan con la derecha, o sea que es doblemente útil el voto. Somos pocos diputados por un sistema electoral injusto, pero muy útiles porque somos determinantes de la política con un Gobierno en minoría.
IU necesita tener cuatro veces más votos para tener escaños que otros partidos. Por ejemplo, CiU tiene la mitad de nuestros votos y el doble de nuestros escaños. Esto se solucionaría subiendo el número de diputados y creando un fondo de restos para repartir esos escaños.
IU da impresión de división interna por las voces diversas sobre asuntos concretos como el País Vasco y por la discusión de su liderazgo al forzar unas primarias con candidato alternativo.
En IU lo que hay es una organización políticamente plural y desde el punto de vista del territorio, federal y a veces hay también excesos en la organización en relación a la gestión de esa pluralidad que nos hacen aparecer como embroncados o confrontados. Debemos paliar eso, pero lo más importante es la pluralidad y los mecanismos participativos y transparentes. El problema no es la pluralidad sino cómo se gestiona a veces.
¿Cómo se explica que el núcleo principal de IU, el PCE, esté enfrentado a su líder?
El PCE es el partido que ha dado origen a IU y el mayoritario, pero en IU las cosas funcionan ya de manera soberana y cada hombre y cada mujer se debe a IU y funcionan con su voto y su cabeza. Es compatible con que en determinados momentos el PCE tenga una posición diferente a la de la mayoría de IU. Otra cosa es que yo piense que no es bueno para el PCE tener una identidad demasiado diferenciada de la de la mayoría de IU, pero eso es más una recomendación al PCE que un problema para IU.
¿Qué diferencia hay entre Marga Sanz, su rival en las primarias, y usted?
Creo que tiene que explicarlo quien se presenta como alternativa, no quien representa la política de la organización. Supongo que se hace para utilizar un instrumento positivo de funcionamiento interno, porque piensan que representa una política alternativa. Si nos atenemos a lo que han defendido en los últimos tiempos esa línea se caracteriza por su diferencia en relación a la conciliación del grupo parlamentario, la apertura de IU a las alianzas, con respecto a los acuerdos con el PSOE y el Gobierno, y por su aspiración a mayor perfil propio de IU, que yo creo que no está en peligro.
No sé si eso justifica la presentación de una candidatura y tienen que explicar si es viable su alternativa de una IU cerrada, aislada y ensimismada, incapaz de cerrar acuerdos y que no es receptiva al carácter plural del país y la organización, a la que le sobra Eskerbatua o la organización en Catalunya. Es una mirada muy reductora y yo prefiero la nueva política, aunque sea arriesgada, de apertura.
¿Tiene sentido ser comunista hoy?
Sí. Sigo siéndolo porque lo tiene en sentido global como lucha contra la marginación, la guerra, la pobreza, hacia un mundo igualitario. Tiene más sentido todavía en la tradición de los comunistas españoles que ha aunado valores muy republicanos de la igualdad y la libertad y la fraternidad entre los pueblos de España en el federalismo.
¿Es compatible ser comunista con ser nacionalista?
Es compatible ser del PCE, ser federalista en IU e internacionalista y tener alianzas con fuerzas de la izquierda nacionalista. Creo que esa tendencia a negar la identidad es un esfuerzo valdío, sobre todo en el momento de la globalización.
¿Es legal la consulta que promueve Ibarretxe?
La propuesta es legítima, porque corremos el riesgo de anteponer el rechazo. Además, comparto con los compañeros de Euskadi que las cosas no se pueden subordinar a lo que diga ETA y la política debe tener autonomía para actuar al margen de la organización terrorista. Hay procedimientos democráticos para encauzar esas aspiraciones. Recuerdo los dos principios de Elkarri: No imponer, no impedir y los aplicaría al futuro del autogobierno en el País Vasco. Defenderemos el máximo acuerdo entre partidos nacionalistas y no nacionalistas y que cuando se celebre el referéndum resolutivo haya una situación de paz.
¿Qué posición mantendrá en ese referéndum?
Hay una primera parte que es la consulta, pero luego en ese referéndum resolutivo defenderemos que se mantenga la relación dentro del Estado español y, si acaso, haya un desarrollo estatutario con una mejor inserción de Euskadi en el resto del Estado y rechazaremos una posición independentista.
¿Existe el derecho de los vascos a decidir?
Sí, con muchas fórmulas. De hecho los vascos vienen decidiendo de muy diversas maneras desde hace años en el Estatuto, las convocatorias electorales, etcétera.
¿Si el Gobierno impide la consulta, usted apoyará a Ibarretxe o al Gobierno?
Hay que ver cómo evolucionan los acontecimientos. En la primera consulta tiene competencia el Gobierno vasco, porque no es con referéndum, en el que sí tiene la competencia exclusiva el Estado. Si no hay autorización del Gobierno el referéndum posterior no se podrá hacer.
¿Hay diferencia entre consulta popular y referéndum?
Sí la hay. De hecho la propia Constitución y el Estatuto vasco hablan de consulta con referéndum y consulta, pero nunca se ha experimentado la alternativa al referéndum, con muchas posibilidades.
Pero si hay censo y urnas ya es ilegal, ¿no?
Sí, y debe estar autorizado por el Gobierno.
¿Habrá que terminar dialogando con ETA?
En estos momentos me parece un error hablar del diálogo con ETA. Se podrá hablar de eso en el momento en el que ETA deje de matar y atentar, pero ahora, que hay una ofensiva terrorista, no me parece el momento para hablar más que de la unidad de las fuerzas políticas y la primacía del Estado de derecho y para emplazar al mundo abertzale a liberarse del mundo de ETA. Hemos aprendido mucho y la próxima vez ya no será con una tregua o un alto el fuego y como dijo Patxi Zabaleta lo único creíble a largo plazo será el fin definitivo e irrevocable de la violencia, es decir, el fin de la estrategia violenta.
¿Qué le parece el encarcelamiento de los dirigentes de Batasuna?
El primer responsable es la propia Batasuna que ha sido incapaz de desvincularse de ETA y en el momento de la ruptura de la tregua ha empezado a argumentar políticamente la vuelta de ETA a la violencia.
¿Se debe ilegalizar ANV?
Yo creo que no se debe ilegalizar porque estoy convencido de que sigue siendo útil en la lucha antiterrorista diferenciar a los violentos de su entorno. A los violentos, el Estado de derecho y al entorno, puentes para actuar en política.
¿Hay una sobreprotección legal de la Familia real?
Lo que hay es una sobreactuación en relación a la quema minoritaria de fotos, que se ha producido siempre y hay una exageración en considerar esos actos, que pueden ser de mal gusto, como punibles. Nunca deben llevar aparejada la aplicación del Código Penal.
¿Por qué hacía falta la Ley de Memoria Histórica?
La democracia tiene pendiente la asignatura de que en la Transición se confundió el perdón imprescindible con el olvido peligroso para la salud de la democracia. Hay que sacar la memoria del olvido y tener una memoria democrática compartida, aunque sea con la oposición del PP que gestiona la herencia del franquismo.
¿En Cuba faltan libertades?
Es necesario que para hacer un análisis equilibrado se reconozcan los derechos y las libertades que la revolución cubana ha traído consigo. Significa la vida de mucha gente, con tasas de supervivencia y de escolarización que no hay en ningún país de Latinoamérica. El bloqueo afecta a Cuba y limita sus posibilidades, pero el propio gobierno cubano ve necesario que haya reformas.
¿Si exigen que se condene la dictadura de Franco, por qué no condenan la de Cuba?
No es una dictadura, no es parangonable ni siquiera desde el punto de vista teórico. Cuba es una revolución sometida a cerco y a acoso y así es como la consideramos una parte importante de la izquierda.
En todo caso, no hay libertades.
El modelo que defiende IU es un modelo pluralista y socialista de derechos sociales y civiles, teniendo en cuenta la realidad de cada lugar. Es nuestro modelo para todos los países, pero no vamos a dar lecciones a ningún país y menos a Cuba, que debe hacer su propio camino con el respeto y el apoyo de otros países como España y de la izquierda española.
¿Si hay debates a dos en RTVE ustedes recurrirán?
En un sistema pluralista debe haber debate pluralistas y no a dos, porque las elecciones no son
presidenciales.


2 comentarios:

mercedes dijo...

Sería verdaderamente lamentable que Llamazares no ganara. Esto de Iu me tiene triste la verdad.

Anónimo dijo...

MANIFIESTO “POR UNA ALTERNATIVA DE IZQUIERDAS”
Manifiesto de la candidatura de Marga Sanz
Las bases de IU tienen la palabra
Manifiesto de la Candidatura de Marga Sanz

En un contexto internacional dominado por las agresiones imperialistas, la destrucción ecológica global y la crisis de Europa, en nuestro país es absolutamente necesaria una alternativa de izquierdas, capaz de impulsar un nuevo proyecto de Estado, de gobierno y de sociedad puestos al servicio de las mayorías sociales. IU puede y debe ser esa alternativa. En los momentos actuales constatamos la existencia de situaciones que agudizan esa necesidad:
- El agotamiento de un modelo de crecimiento económico basado sobre la explotación extrema del trabajo, el deterioro de los servicios públicos, las privatizaciones, la destrucción de la naturaleza.
- La crisis del Estado heredado de la transición, que se expresa en la nunca bien resuelta cuestión nacional pero también en la pervivencia de las “zonas grises” de la democracia – autoritarismo, poder judicial sin control democrático, privilegios de la Iglesia Católica, sistema electoral oligárquico e injusto orientado al bipartidismo.
- Un envalentonamiento creciente de la derecha más reaccionaria, que permite prever explosiones futuras de xenofobia y violencia entre los sectores populares.
En esta fase, el objetivo político de Izquierda Unida debería ser construir una fuerza alternativa y republicana al gobierno de Zapatero, desde un análisis y una propuesta programática autónoma, sabiendo que, para influir, hace falta fuerza en la sociedad y convicción política de la militancia y, para exigir, hace falta partir del conflicto social. Levantar una oposición social y política, de izquierdas, que no impide llegar a acuerdos parciales o a coincidencias fuertes en la lucha contra una derecha política, claramente escorada hacia posiciones nacional-católicas.
Si la política es el arte de los matices, debería quedar claro que para una fuerza anticapitalista y con vocación socialista como es IU, lo más importante es hacer avanzar su programa, a la vez que resaltar las relaciones estrechas de los poderes económico-financieros con la política que realmente está haciendo en muchos campos el gobierno de Zapatero. Este es, a nuestro juicio, el rasgo distintivo, el punto diferenciador que debe caracterizar a IU, del cual deben surgir su lucha contra la derecha (económica y política) y su lucha contra las políticas de derechas.
En función de estos objetivos, plenamente enraizados en las culturas y tradiciones de la izquierda, proponemos:
1) Construir la alternativa al neoliberalismo.
El neoliberalismo hay que entenderlo como un proceso histórico de recuperación capitalista e imperialista, cuyo objetivo ha sido hacer retroceder las conquistas históricas de los trabajadores y de los pueblos, mercantilizar el conjunto de las relaciones sociales y la vida en el planeta, convertir la democracia en un simple ritual electoral y bloquear con la globalización cualquier intento de cambio de base del desorden existente.
IU debe (re)construirse como alternativa social, política y cultural al neoliberalismo, impulsando el conflicto social y la organización de los ciudadanos y ciudadanas en torno a una alianza violeta, verde y roja, desde una estrategia que se plantea hasta las últimas consecuencias la socialización del poder, la riqueza, el trabajo y los tiempos de la vida. Aquí y ahora proponemos otro desarrollo, un nuevo desarrollo social y ecológicamente sostenible, que subordine la economía a las necesidades básicas de las personas y que asegure una relación armoniosa con la naturaleza. La superación del actual modelo de acumulación y la apuesta por las energías renovables, asumiendo en ese proceso la urgencia de un giro civilizatorio radical capaz de frenar el cambio climático, entre otras cosas, deben ser el eje de la reestructuración del sistema productivo, propiciando una nueva síntesis entre la vieja tradición del movimiento socialista y la ciencia crítica de nuestro tiempo.
2) Republicanismo con República.

El debate republicano tiene fundamentos reales en la política española. Ha llegado y viene para quedarse. Lo que pone de manifiesto es el agotamiento del modelo de la constitución del 78 y la ruptura del pacto que dio lugar a la llamada transición política. De lo que se trata ahora es de crear las condiciones (no las hubo en 1978) para abrir de verdad un proceso constituyente donde la soberanía de los pueblos y de la ciudadanía decidan libremente.
Nuestra apuesta es clara: una reforma constitucional para llegar a una república federal y democrática, capaz de garantizar los derechos sociales básicos, el predominio de lo público y el derecho de los pueblos a su libre autodeterminación. Una España republicana en una Europa avanzada socialmente y solidaria con los pueblos del sur. Solidaridad que debería empezar con la derogación de la Ley de Extranjería y la renuncia a ejercer el papel de gendarme de una Europa-fortaleza ante cuyas fronteras se estrellan las esperanzas –y muchas veces las vidas- de millares de hombres y mujeres que huyen de la pobreza.
3) La centralidad del mundo del trabajo.
El conflicto capital/trabajo es hoy especialmente acusado y desigual: una clase obrera manual e intelectual muy numerosa, con una división interna (social, cultural y de género) extremadamente aguda y una creciente “invisibilidad social”, enfrentada a un capital globalizado, sin fronteras, de una voracidad ilimitada.
La lucha por la unidad de las clases trabajadoras, por su protagonismo político y su autonomía cultural debe ser un objetivo prioritario de Izquierda Unida. Por ello defendemos: a) medidas urgentes para recuperar los salarios y desarrollar los sistemas de protección social. b) luchar por el pleno empleo y contra la precariedad; c) la reducción de la jornada laboral, recuperando el principio de trabajar menos para trabajar todas y todos, y el pleno ejercicio de los derechos sociales y sindicales. d) valorizar la diferencia de género en el seno de las clases trabajadoras y la apuesta nítida por superar la división sexual del trabajo y un nuevo reparto de los tiempos de la vida; e) la democracia económica como desarrollo de la democracia de los trabajadores que posibilite a estos intervenir en la organización del trabajo y en el control del excedente económico; f) impulsar políticas reales que fomenten la solidaridad de clase entre los inmigrantes y el resto de los trabajadores, combatiendo cualquier forma de xenofobia y propiciando el pleno ejercicio de todos los derechos.
4) Una estrategia preventiva de paz
A estas alturas es claro que hay una relación directa entre la globalización capitalista, la militarización de las relaciones internacionales y la guerra, preventiva o no. También queda claro que este proceso tiene como instrumento privilegiado la OTAN y que las diversas iniciativas que se están tomando van en la dirección de un rearme general. En este contexto han saltado las alarmas y se apunta a un ataque preventivo masivo (un ataque desarmante) contra Irán, realizado por Israel, EEUU y la OTAN.
La situación no admite espera. Urge impulsar una estrategia de paz preventiva que impida la ampliación de las guerras ya existentes en Oriente Medio y proponga una alternativa de paz basada en el desarme, en la reducción de los arsenales militares (nucleares o convencionales), en la eliminación de todas las bases militares, la disolución de la OTAN y la apuesta clara por un nuevo orden económico, social y ecológico internacional. En definitiva, IU debe tomarse el pacifismo muy en serio y activarse frente las guerras actuales y las que se presagian.
5) Contribuir activamente a la construcción de la alternativa a la Europa neoliberal y del Partido de la Izquierda Europea.
Deberían superarse las ambigüedades existentes y optarse por desarrollar un sujeto político europeo capaz de construir social y políticamente una alternativa a la Europa de los mercaderes y del capital. El Partido de la Izquierda Europea (PIE) es hoy una esperanza y el núcleo, apenas embrionario, de una fuerza que emerge con la voluntad de ser referente político de la izquierda en Europa. La actual Unión Europea, sus crisis y sus enormes debilidades exigen de la izquierda de cada uno de los países que la componen dar un salto de cualidad, superar el vacío existente y convertir los problemas de la Unión en problemas que nos afectan directamente y de los cuales dependerá la calidad de nuestras democracias, el desarrollo de los derechos sociales y sindicales de los trabajadores y el gobierno de la economía. Si la clase obrera y los demás movimientos sociales no se implican en la construcción de una Europa alternativa, esta avanzará por la peor vertiente del capitalismo salvaje, degradándose nuestras democracias y acentuándose la crisis de la política.
6) Encontrar las vías hacia un socialismo del siglo XXI.
La ofensiva neoliberal, la crisis de lo que en otros tiempos fueron los movimientos de liberación nacional y el derrumbe del socialismo realmente existente, han tenido como su consecuencia más evidente la desaparición –en el imaginario colectivo y en el programa del movimiento obrero- de la perspectiva de superación de la sociedad capitalista, es decir, lo que históricamente se ha llamado el socialismo.
Hoy, en América Latina y en otras partes del Planeta, al calor de las luchas sociales, del movimiento antiglobalización y de los cambios políticos, retorna de nuevo la alternativa al neoliberalismo como parte de un proceso histórico de superación de la sociedad capitalista.
La tarea no es fácil, pero una fuerza alternativa como es IU debe organizarse en torno a principios fuertes y a esperanzas fundadas en las contradicciones sociales y culturales reales. Lo fundamental es situar la idea de un nuevo socialismo en la agenda política, que sirva de horizonte y engarce con nuestras reivindicaciones programáticas, desde el convencimiento de que para salir de la actual crisis de la izquierda hace falta crear una subjetividad antagonista y que esto hay que organizarlo.
Las tareas inmediatas de Izquierda Unida
Todas estas ideas fuerza deben concretarse en propuestas precisas que se conviertan en el núcleo básico de nuestro programa electoral, elaborado colectivamente y donde las áreas jueguen el papel central que le asignan los estatutos y los principios fundacionales de IU.
Pero no basta con la elaboración colectiva del programa. Hace falta una revitalización de IU en todos los órdenes, que implique activar el trabajo militante, democratizar la organización, restaurar el papel de los órganos e integrar la pluralidad en todos los niveles.
La derrota electoral del 2004 señala un punto de inflexión especialmente grave para IU. Dicho con más claridad: para una parte importante de los hombres y mujeres de izquierdas, IU no fue útil para desalojar del gobierno al Partido Popular en momentos marcados por una protesta política de grandes dimensiones. Se echó al PP, pero al alto precio de hundirse IU. Tal resultado tendría que haber provocado una reflexión de fondo sobre la línea política predominante en nuestro movimiento y las medidas necesarias para rectificar una estrategia que nos llevó al borde de la desaparición.
Tras la derrota del PP había distintas posibilidades, como siempre, y se escogió asociarse al gobierno de Zapatero y conformar, en la práctica, una mayoría parlamentaria con el PSOE. Las consecuencias no han sido positivas.
En primer lugar, se ha diluido nuestro perfil político y hemos aparecido como plegados y subalternos a la estrategia política del gobierno de ZP. Las dificultades para ”vender” las iniciativas propias tenían y tienen que ver -no podía ser de otra forma- con el control de la agenda y de los tiempos por parte del gobierno. Nunca se alcanzó un acuerdo programático explicito, lo que incrementaba la capacidad de maniobra de éste, que estaba en condiciones, en cada momento, de escoger socios para sacar adelante sus iniciativas
Segundo, la parte sustancial de la actividad de IU se ha concentrado en torno a un grupo parlamentario débil y en coalición con IC-V. La paradoja resultante es digna de análisis: una fuerza política de la izquierda alternativa que todo lo fía a un grupo de tres diputados y a su presencia en los medios de comunicación.
Tercero, la conexión con la sociedad ha sido fundamentalmente electoral, de modo que las áreas y las organizaciones de base han languideciendo, sin tener tareas especificas y, lo que es más grave, sin dárseles motivación alguna. La pérdida de la autoestima esta estrechamente unida a la carencia de un proyecto que genere ilusión y al convencimiento de que el trabajo militante sirve para poco. De ahí que se imponga una lógica que “prioriza” la implicación en lo local. Se podría decir que IU existe en gran parte gracias al trabajo de centenares de concejales y concejalas que en condiciones especialmente difíciles se fajan cada día con los problemas reales de las personas y dan prueba de que nuestra organización sigue siendo un instrumento útil y necesario, pero insuficiente para atacar el fondo de dichos problemas.
Todo el bagaje intelectual, moral y organizativo de IU ha ido desdibujándose y hoy nuestro movimiento vive una situación de profunda división en su seno, de desánimo y de pérdida de identidad. Una formación que tenía la vocación de ser una fuerza alternativa y que hacía de la crítica a las formas tradicionales de hacer política un aspecto central de su identidad, es hoy, en muchos sentidos, un partido más, obsesivamente centrado en lo institucional, con importantes déficits democráticos y una pérdida real de trabajo militante voluntario. Un contexto así es propicio a la interiorización, a la dilución, a la pelea interna, a la lucha por un poder institucional cada vez más escaso y a la falsificación del debate en nombre de no se sabe muy bien qué compromisos.
Ante esta situación, la candidatura que presentamos tiene como objetivo recuperar a IU como un proyecto estatal articulado federalmente, construir su identidad político-moral y revitalizar su conexión con la sociedad. Queremos hacerlo con todos y con todas. En IU no sobra nadie, faltan miles de hombres y mujeres que pueden y deben estar con nosotros.
Defendemos una IU movimiento político y social. Una IU plural, plenamente democrática y abierta a la sociedad, con lo que queremos subrayar, en primer lugar, que esa pluralidad ideológica y cultural tiene que basarse en un programa común, de carácter transformador y alternativo, y desde una lógica que tenga en su centro la superación del capitalismo. En segundo lugar, que debemos potenciar una formación política de nuevo tipo, basada en el trabajo voluntario y donde se combinen la lucha institucional con la lucha social: el mero electoralismo no da votos a una formación política de la izquierda alternativa; es el trabajo cotidiano en la sociedad, implicándose en el conflicto social, lo que hace fuerte a una organización como IU. En tercer lugar, la centralidad de las Asambleas de base: sin la participación activa de la militancia, sin su ilusión y su esperanza organizada, una formación como la nuestra no tiene futuro. Por último –aunque no precisamente en importancia-, hay que cambiar las relaciones con los grupos institucionales de modo que estos expresen las elaboraciones y el posicionamiento colectivos de la afiliación que representan. Y en lo que al grupo Federal se refiere, nuestra candidatura se compromete a restituir a los órganos las decisiones sobre la acción institucional, con la participación del conjunto de la afiliación a través de los mecanismos orgánicos ya existentes y mediante nuevos mecanismos que lo posibiliten.
Nada en la historia esta decidido de antemano. El futuro de IU no depende solo de sus dirigentes sino del conjunto de la organización y especialmente de la militancia que desde las asambleas de base tiene que hacer suya esta tarea de reconstrucción. El respaldo a la candidatura de Marga Sanz debe ser un primer paso para quienes aspiramos a una IU auténticamente de izquierdas y verdaderamente unida por los compromisos programáticos, las reglas democráticas y la lealtad a todas y todos los que han luchado y luchan por el socialismo. Las bases de IU tienen la palabra.