lunes, 8 de octubre de 2007

En el 40 Aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara

Ernesto Che Guevara nació en Argentina, donde estudió Medicina, su militancia progresista le llevó a participar en la oposición contra Perón; hasta que en 1953 emprendió viaje por Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala, descubriendo la miseria dominante entre las masas de Iberoamérica y la omnipresencia del imperialismo norteamericano en la región, y participando en múltiples movimientos contestatarios, experiencias que le desarrollaron plenamente su conciencia revolucionaria.
En 1955 Ernesto Che Guevara conoció en México a Fidel Castro y a su hermano Raúl, que preparaban una expedición revolucionaria a Cuba, a través de ellos, Guevara tomo contacto con el grupo de revolucionarios cubanos y uniéndose a ellos como médico, participando en el desembarco del Granma, en las costas cubanas en 1956.
Instalada la guerrilla en Sierra Maestra, Guevara se descubrió como un brillante estratega y dirigente guerrillero, llegando a mandar una de las dos columnas que salieron de las montañas orientales hacia el Oeste para conquistar la isla. Participó en la decisiva batalla por la toma de Santa Clara (1958) y finalmente entró en La Habana en 1959, poniendo fin a la dictadura de Batista.
El nuevo régimen revolucionario concedió a Guevara la nacionalidad cubana y le nombró jefe de la Milicia y director del Instituto de Reforma Agraria (1959), luego presidente del Banco Nacional y ministro de Economía (1960) y, finalmente, ministro de Industria (1961). Buscando un camino para la independencia real de Cuba, se esforzó por la industrialización del país, una vez fracasado el intento de invasión de la isla por Estados Unidos y clarificado el carácter socialista de la revolución cubana (1961). En aquellos años, Guevara representó a Cuba en varios foros internacionales, en los que denunció frontalmente el imperialismo norteamericano.
Su inquietud de revolucionario internacionalista, le hizo abandonar Cuba en secreto en 1965 y marchar al Congo, donde luchó en apoyo del movimiento revolucionario en marcha, convencido de que sólo la acción insurreccional armada era eficaz contra el imperialismo. Relevado ya de sus cargos en el Estado cubano, el Che Guevara volvió a Iberoamérica en 1966 para lanzar una revolución que esperaba fuera de ámbito continental: valorando la posición estratégica de Bolivia, eligió aquel país como centro de operaciones para instalar una guerrilla que pudiera irradiar su influencia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay.
Al frente de un pequeño grupo intentó poner en práctica su teoría, según la cual no era necesario esperar a que las condiciones sociales produjeran una insurrección popular, sino que podía ser la propia acción armada la que creara las condiciones para que se desencadenara un movimiento revolucionario (Guerra de guerrillas, 1960; Recuerdos de la guerra revolucionaria, 1963).
Cayó en una emboscada del ejército boliviano en la región de Valle Grande, donde fue herido, apresado y como el Che se había convertido en un referente para los revolucionarios de todo el mundo, los militares bolivianos, aconsejados por la CIA, quisieron destruir su ejemplo, asesinándole para después exponer su cadáver, fotografiarse con él y enterrarlo en secreto. Se salvó, sin embargo, su Diario de campaña que fue publicado en 1967, convirtiéndose en uno de los textos clásicos de la lucha revolucionaria.
Su ejemplo, su mensaje internacionalista ha estado presente en las luchas de todo el mundo, y de forma muy especial en el Pueblo Cubano, sobre todo en su juventud.
En 1997 los restos del Che Guevara fueron localizados, exhumados y trasladados a Cuba, donde fueron enterrados con todos los honores por el Pueblo Cubano en el memorial de Santa Clara. Pero para definir su pensamiento, nada mejor que la despedida que deja escrita a su propia familia:
“Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones. Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario, hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de Papá”.
"Hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial, la finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo.
La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales -instrumentos de dominación-, armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta. El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces la liberación real de los pueblos".
Al cumplirse los primeros 40 años de la caída en combate y posterior ajusticiamiento del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, su figura alcanza estos días niveles máximos de atención y es recordado con admiración por los pueblos que hoy plantan cara al imperialismo en toda Latinoamérica, construyendo el socialismo del Siglo XXI.
El 8 octubre de 1967 el Che fue apresado, herido y finalmente asesinado, tras su último combate al frente de una columna insurgente en las montañas del centro de Bolivia, donde intentó generar una revolución continental.
Le fueron cortadas las manos para evitar su identificación, y el sitio de enterramiento, en aquel lugar remoto de la sierra boliviana, se convirtió en uno de los secretos mejor guardados por los militares de ese país y los servicios secretos estadounidenses.
No obstante fue imposible contrarrestar su influencia revolucionaria en los hombres y mujeres de las generaciones que le sucedieron, su rostro aflora como el fantasma que anunciaba el manifiesto comunista y recorre el mundo, entre los carteles y pancartas de las manifestaciones y actos de corte progresista y pacífico que se realizan en cualquier punto del planeta, como constancia de la reverberarte persistencia de sus ideas.
En Cuba, país en el que contribuyó decisivamente a su revolución, como en toda Latinoamérica donde hoy se mantiene bien alta la bandera que los asesinos imperialistas intentaron arrebatarle, el Che significa la más alta condición del combatiente, capaz de representar los mejores valores del ser humano, “Seremos como el Che", es el lema que todos los revolucionarios del mundo repiten.
En la central ciudad cubana de Santa Clara, se sienten privilegiados por custodiar sus restos, guardados allí luego de ser rescatados de una fosa común en Bolivia.
A los 40 años de su muerte, el Che ocupa un lugar entre los revolucionarios que han luchado por hacer posible otro mundo, por lo que hoy resuenan por todo el mundo sus palabras:
"Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica.
En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y victoria."
Secretaria Relaciones Internacionales del PCE

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