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martes, 6 de diciembre de 2011
martes, 20 de septiembre de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
sábado, 29 de enero de 2011
Tenemos que despertar
Aunque tenga más de 10 años este discurso de Julio Anguita, por desgracia es totalmente actual.
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Julio Anguita
lunes, 24 de enero de 2011
Entrevista a Julio Anguita
Entrevista a Julio Angita, excoordinador de Izquierda Unida, en el programa Salvados de La Sexta
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Comunismo,
Julio Anguita,
Televisión
miércoles, 18 de agosto de 2010
miércoles, 2 de junio de 2010
miércoles, 17 de junio de 2009
Julio Anguita en Logroño
CHARLA - DEBATE
"LA RESPUESTA REPUBLICANA A LA CRISIS"
VIERNES, 19 DE JUNIO
"LA RESPUESTA REPUBLICANA A LA CRISIS"
VIERNES, 19 DE JUNIO
19:30 HORAS
SALA IBERCAJA
C/ SAN ANTON, 5-7
LOGROÑO
C/ SAN ANTON, 5-7
LOGROÑO
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Convocatorias,
IU,
Julio Anguita,
PCE
sábado, 13 de octubre de 2007
¿Qué República?
De unos años acá crecen las actividades políticas y culturales ligadas a difundir y recuperar el ideal republicano. A las clásicas organizaciones republicanas que aguantaron como pudieron la dictadura, se han ido sumando colectivos de variada índole que, reclamándose de la misma fuente, constituyen ya una amplia nómina de siglas que agrupan asambleas, ateneos, centros culturales y publicaciones varias. La Ley de la Memoria Histórica, con sus debates y avatares políticos, ha conseguido establecer un puente sobre el tiempo para recuperar los recuerdos, los hechos y las evidencias que la historiografía del franquismo, el pacto de silencio de la Transición y la permanente connivencia de intereses han secuestrado y escamoteado. En ese sentido tanto fuerzas políticas como medios de comunicación se han erigido en una Corte que medra en esta palatina piel de toro.
La cotidianeidad nos trae imágenes de revueltas, quemas de retratos y expresiones colectivas de rechazo a la Monarquía. Esto constituye un síntoma de que determinados tabúes y santos griales son bajados de sus altares y se concitan contra ellos una gama de proyectos, culturas, rechazos y mecanismos de evasión.
Pero no nos engañemos, si el proyecto de la Transición que Juan Carlos corona recibe crecientes y paulatinos disensos, es como consecuencia de que está agotado, su Constitución varada y víctima del veneno retardado de las contradicciones, anacronismos, apaños, ambigüedades e incumplimientos que jalonan su existencia formal. La restauración borbónica de 1978 es casi un calco de aquella otra Restauración que muñó Cánovas, benefició a los poderes oligárquicos y tuvo como pináculo a Alfonso XII. Desde 1994 los que han aprendido las lecciones de la Historia trabajan para ponerse al frente de los cambios impostergables. La República puede ser un recambio para las elites, siempre y cuando ésta nazca ya cocinada, sazonada y presta para ser servida por ella misma. Y es aquí, en esta coyuntura, donde la propuesta de III República tiene que ser concebida, organizada y difundida como modelo alternativo de sociedad plenamente democrática. ¿Qué República?La II República e incluso la I son referentes pero nada más; ya pasaron. Se trata de dirigir voluntades y esfuerzos para construir la III, la del siglo XXI, que no vendrá por sí misma sino que debe ser traída. Construir república significa un proyecto claro de futuro, sujetos múltiples y colectivamente organizados en torno a ese proyecto. Sin olvidar que la República, por ser creación de ciudadanos y ciudadanas, implica la asunción de responsabilidades cívicas en el eje de coordenadas que forman los derechos y los deberes. Construir República es aceptar que la sociedad con sus grupos, intereses varios contrapuestos y códigos éticos plurales es la protagonista principal y fundamental de la participación y decisión políticas. La ciudadanía es la materia prima de la República.
El proceso constituyente de la III República se iniciaría desde instancias sociales y políticas múltiples e iría consolidándose como alternativa ética de Estado. El final del mismo sería el anteproyecto o el proyecto de Constitución Republicana asentado ya firmemente en la conciencia social.
Para mí son siete los ejes que encauzarían el proceso de discusión, adhesión y elaboración ciudadanas.
La Constitución republicana debe, junto con los mecanismos que garanticen su aplicación, incorporar la Declaración de Derechos Humanos añadiéndole además los contenidos de los Derechos medioambientales.
No hay República sin Democracia plena, que no es sino un convenio permanente entre seres libres e iguales para seguir permanentemente conviniendo. La Democracia o es radical o no lo es.
La Paz entendida como el conjunto de valores, normas y actuaciones dirigidas no sólo a erradicar del horizonte político y cultural el hecho de la guerra sino básicamente el marco de seguridad colectiva desde una estricta lógica civil. Y ello conlleva proyectos nuevos para los ejércitos, la política y las relaciones internacionales.
Laicidad que se apoya en dos pilares: la Ética, en sí misma libertad de conciencia, y el estatus cívico que define la separación de las Iglesias con respecto al Estado. La Ética conduce a la Justicia Social que es igualdad de derechos, deberes y oportunidades. La instrucción laica, la escuela, el derecho a la información y el aprendizaje crítico son las condiciones de esa igualdad.
Austeridad entendida como Justicia Fiscal, control de los usos del dinero público y administración transparente. Pero la Austeridad es además una virtud que informa conceptos alternativos de calidad de vida y racionalidad en las relaciones con la Naturaleza y sus riquezas.
El Estado Federal es un Estado unitario que basa y centra su unidad en otros modos, otros contenidos y otros consensos ciudadanos. Es hijo de una voluntad general respetuosa con los hechos y precipitados históricos, pero además, y en plena igualdad con ello, respetuosa con la decisión libremente manifestada de cada entidad. El Estado Federal que la III República debe diseñar y organizar tiene competencias federales que garanticen en cada territorio el cumplimiento de los derechos económicos, sociales y medioambientales para todos y cada uno de sus habitantes. La ciudadanía y sus derechos forman parte del acervo común de todos los federados.
La deriva de la UE hacia un conglomerado de Estados que funcionan a distintas velocidades no responde en absoluto a las aspiraciones de quienes quieren construir un espacio supranacional con vocación de unidad política con todas sus consecuencias. El federalismo europeo debe constituir el proyecto permanente de la III República.
Julio Anguita.
La cotidianeidad nos trae imágenes de revueltas, quemas de retratos y expresiones colectivas de rechazo a la Monarquía. Esto constituye un síntoma de que determinados tabúes y santos griales son bajados de sus altares y se concitan contra ellos una gama de proyectos, culturas, rechazos y mecanismos de evasión.
Pero no nos engañemos, si el proyecto de la Transición que Juan Carlos corona recibe crecientes y paulatinos disensos, es como consecuencia de que está agotado, su Constitución varada y víctima del veneno retardado de las contradicciones, anacronismos, apaños, ambigüedades e incumplimientos que jalonan su existencia formal. La restauración borbónica de 1978 es casi un calco de aquella otra Restauración que muñó Cánovas, benefició a los poderes oligárquicos y tuvo como pináculo a Alfonso XII. Desde 1994 los que han aprendido las lecciones de la Historia trabajan para ponerse al frente de los cambios impostergables. La República puede ser un recambio para las elites, siempre y cuando ésta nazca ya cocinada, sazonada y presta para ser servida por ella misma. Y es aquí, en esta coyuntura, donde la propuesta de III República tiene que ser concebida, organizada y difundida como modelo alternativo de sociedad plenamente democrática. ¿Qué República?La II República e incluso la I son referentes pero nada más; ya pasaron. Se trata de dirigir voluntades y esfuerzos para construir la III, la del siglo XXI, que no vendrá por sí misma sino que debe ser traída. Construir república significa un proyecto claro de futuro, sujetos múltiples y colectivamente organizados en torno a ese proyecto. Sin olvidar que la República, por ser creación de ciudadanos y ciudadanas, implica la asunción de responsabilidades cívicas en el eje de coordenadas que forman los derechos y los deberes. Construir República es aceptar que la sociedad con sus grupos, intereses varios contrapuestos y códigos éticos plurales es la protagonista principal y fundamental de la participación y decisión políticas. La ciudadanía es la materia prima de la República.
El proceso constituyente de la III República se iniciaría desde instancias sociales y políticas múltiples e iría consolidándose como alternativa ética de Estado. El final del mismo sería el anteproyecto o el proyecto de Constitución Republicana asentado ya firmemente en la conciencia social.
Para mí son siete los ejes que encauzarían el proceso de discusión, adhesión y elaboración ciudadanas.
La Constitución republicana debe, junto con los mecanismos que garanticen su aplicación, incorporar la Declaración de Derechos Humanos añadiéndole además los contenidos de los Derechos medioambientales.
No hay República sin Democracia plena, que no es sino un convenio permanente entre seres libres e iguales para seguir permanentemente conviniendo. La Democracia o es radical o no lo es.
La Paz entendida como el conjunto de valores, normas y actuaciones dirigidas no sólo a erradicar del horizonte político y cultural el hecho de la guerra sino básicamente el marco de seguridad colectiva desde una estricta lógica civil. Y ello conlleva proyectos nuevos para los ejércitos, la política y las relaciones internacionales.
Laicidad que se apoya en dos pilares: la Ética, en sí misma libertad de conciencia, y el estatus cívico que define la separación de las Iglesias con respecto al Estado. La Ética conduce a la Justicia Social que es igualdad de derechos, deberes y oportunidades. La instrucción laica, la escuela, el derecho a la información y el aprendizaje crítico son las condiciones de esa igualdad.
Austeridad entendida como Justicia Fiscal, control de los usos del dinero público y administración transparente. Pero la Austeridad es además una virtud que informa conceptos alternativos de calidad de vida y racionalidad en las relaciones con la Naturaleza y sus riquezas.
El Estado Federal es un Estado unitario que basa y centra su unidad en otros modos, otros contenidos y otros consensos ciudadanos. Es hijo de una voluntad general respetuosa con los hechos y precipitados históricos, pero además, y en plena igualdad con ello, respetuosa con la decisión libremente manifestada de cada entidad. El Estado Federal que la III República debe diseñar y organizar tiene competencias federales que garanticen en cada territorio el cumplimiento de los derechos económicos, sociales y medioambientales para todos y cada uno de sus habitantes. La ciudadanía y sus derechos forman parte del acervo común de todos los federados.
La deriva de la UE hacia un conglomerado de Estados que funcionan a distintas velocidades no responde en absoluto a las aspiraciones de quienes quieren construir un espacio supranacional con vocación de unidad política con todas sus consecuencias. El federalismo europeo debe constituir el proyecto permanente de la III República.
Julio Anguita.
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jueves, 12 de julio de 2007
"Todo es cuestión de convicción y de organización"
Entrevista a Julio Anguita / Excoordinador General de IU y ex Secretario General del PCE en Mundo Obrero.
M.O.: ¿Por qué piensas que es importante que salga adelante la iniciativa que el PCE ha lanzado a organizaciones sociales y ciudadanos de juzgar a Aznar por haber comprometido a nuestro país en la última guerra de Iraq?
J.A.: En este mundo de Globalización económico-capitalista pero de fronteras políticas, instituciones judiciales asumidas parcialmente por los Estados, incumplimiento de la Carta Fundacional de las NNUU y otros Tratados importantes es conveniente crear un estado de opinión generalizado tendente a la unidad política, jurídica y moral universal. Pero además debemos hacer bueno el contenido del artículo 28 de la Solemne Declaración de DDHH que dice así: "Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos". La conciencia de la unidad del mundo en todos los órdenes, es un objetivo que puede conllevar una sociedad alternativa. Y se visualiza mejor si se consigue que los delitos contra la humanidad no sean impunes a causa de las fronteras políticas.
M.O.: ¿Consideras que la iniciativa puede tener el efecto de elevar la conciencia ciudadana acerca de la defensa de los derechos humanos? ¿Piensas que, por lo menos, podría introducir el debate de la necesidad de que el Tribunal Penal Internacional no sólo sirva para juzgar a dictadores de países pobres, sino también a mandatarios de potencias económicas?
J.A.: Las organizaciones, colectivos y personas que pretendemos otro Orden Mundial en el que las tres generaciones de Derechos Humanos se realicen para todos los habitantes del planeta Tierra deben plantear ya ese marco como objetivo de movilización y lucha. La Utopía ( que siempre ha sido y es, técnicamente posible) es la condición sine qua non para aunar y galvanizar los esfuerzos y los anhelos de la parte más sana de la humanidad. Como siempre, todo es cuestión de convicción y de organización.
M.O.: ¿No habría que emprender iniciativas similares con otros responsables políticos e institucionales, como por ejemplo Solana en su función de secretario general de la OTAN durante los bombardeos de Yugoslavia? ¿No sería imprescindible que el movimiento para juzgar a Aznar, en este sentido, se coordinara internacionalmente para pedir que se juzgara también a Bush y a Blair?
J.A.: Me parece que fui el primero que califiqué (y sigo calificando) a Javier Solana como criminal de guerra. Es obvio que los otros dos sujetos citados son todavía más responsables que Aznar. Pero un objetivo inmediato debe medir sus esfuerzos y posibilidades. Si alguna vez se abre una situación como consecuencia de la iniciativa que el PCE ha puesto en marcha, los distintos casos y responsables irán encontrando "acomodo" en el proceso.
mundo-obrero@pce.es
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