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martes, 8 de mayo de 2012

Raices soteñas en el Titanic



En la noche del 14 al 15 de abril de 1912 se hundió el transatlántico más lujoso del mundo, pero nacía uno de los mitos del siglo XX. Cien años después, el naufragio del Titanic sigue instalado en el imaginario colectivo de medio mundo, sobre todo gracias a la película de James Cameron en las nuevas generaciones. Pero si la historia de amor de la camerana María Josefa Pérez de Soto, primero con Víctor Peñasco y, después, con el riojano Juan Barriobero hubiera llegado a oídos del cineasta canadiense, quizás el argumento de su filme más oscarizado no sería el mismo, según escribió el profesor logroñés Bernardo Sánchez en varios artículos.

Víctor Peñasco y Castellana, ‘gentleman’ de profesión, era el rico heredero de una de las grandes fortunas españolas y nieto de José Canalejas, primer ministro de Alfonso XIII. Contrajo matrimonio en Madrid con María Josefa Pérez de Soto, otra agraciada joven de familia pudiente en una boda de ensueño. Él tenía 24 años; ella, sólo 22.

Aunque nacida en Madrid, María Josefa era hija de una de las familias más representativas y con mayor arraigo en los Cameros, como son los Vallejo, pues la mayoría de sus antepasados eran de Soto, aunque también de Treguajantes y de Viguera.


Año y medio de luna de miel
La pareja partió hacia una interminable luna de miel, en un viaje por toda Europa que iba durar año y medio. Los pipiolos estaban acompañados por dos criados, Eulogio y Fermina, y disfrutaron del mar en Biarritz, jugaron en el casino de Montecarlo, acudieron a la Ópera de Viena, visitaron la Torre de Londres, fueron pasajeros del mítico ferrocarril Orient Express y probaron los manjares más exquisitos en el Maxim’s parisino. Durante la  luna de miel, Víctor y Josefa habían fundido la nada despreciable cantidad de 670.000 euros actuales.

Antes de partir desde España, la madre de Víctor Peñasco ya le había advertido: «Id en todo lo que queráis, menos en barco». Pero en la capital francesa se encontraron con la propaganda del Titanic y no pudieron resistirse. Como al más lujoso buque del mundo aún le quedaban varios días para zarpar, enviaron al criado para que adquiriera los pasajes en otro barco. Estaba completo y en el Titanic, sin embargo, todavía quedaba algún camarote de lujo.

Embarcaron, por fin, acompañados de su sirvienta, Fermina, mientras Eulogio permanecía en París para tener coartada. El sirviente se encargaría de enviar a España una postal cada día: «Hoy hemos ido a Versalles», «otro día a Notre Dame», «anoche estuvimos en la Ópera Garnier»…

Ocho españoles figuraban en el libro de pasajeros del Titanic, de los que todos viajaban en segunda clase, excepto “nuestro” matrimonio y su doncella, acomodados en la lujosa primera clase. Así lo confirma Elena Ugarte, sobrina de la pareja y miembro de honor de la Asociación Internacional Titanic. Ugarte lleva muchos años tratando de recuperar las historias personales de todos los pasajeros del transatlántico, entre ellas la de su tía, la camerana María Josefa: «Una historia que no quiso contar hasta muchos años después de que sucediera».

El Titanic inició su viaje inaugural en Southampton (Inglaterra), el 10 de abril de 1912, con destino a Cherburgo, Queenstown y  a Nueva York. Pero a las 23.40 horas del día 14 el buque colisionó contra un iceberg, al sur Terranova, y se hundió a las 2.20 del 15 de abril. Murieron 1.517 personas. En el su libro ‘Los diez del Titanic’, Javier Reyero, Cristina Mosquera y Nacho Montero reconstruyen las vidas de los protagonistas del naufragio.

 «Mi tía estaba ya en la cama y mi tío todavía estaba desvistiéndose –relató Josefa a su sobrina Elena Ugarte-. De pronto, oyeron un ruido enorme, que no le gustó nada a mi tío. Salió del camarote y se dirigió a cubierta, donde se encontró con un marinero al que le preguntó qué pasaba y dónde estaban los chalecos salvavidas. El marinero simplemente se echó a reír. Volvió al camarote, recogió a Josefa, que, sólo tuvo tiempo de ponerse un chal por encima del camisón, así como a la doncella».

Enseguida el caos se apoderó del Titanic. Los pasajeros gritaban, corrían, se peleaban… Y es que no había botes salvavidas para todos… La preferencia, para las mujeres y los niños; luego, los pasajeros de primera; después, los de segunda y, por último, los de  tercera clase. “Mi tía recordaba a un oficial sacando una pistola y disparando al aire para tratar de poner orden». Josefa y su doncella entraron el bote número 8, pero  cuando Víctor Peñasco se disponía a embarcar vio a una mujer con un niño en brazos y le dejó. “Mi tía Josefa ya no volvió a ver a su esposo”.

La condesa de Rhodes relató el episodio días después a la revista ‘New York Herald’: “La señora Peñasco (María Josefa) empezó a gritar el nombre de su marido. Fue terrible. Le pasé el timón a mi prima y me puse acurrucada junto a ella, tratando en lo posible de consolarla. Pobre mujer. Sus sollozos ablandaron nuestros corazones y sus palabras eran imposibles de entender debido a su tristeza (…) Cuando el terrible final llegó, utilicé lo mejor de mí misma para intentar distraer a la señora española y que no oyese los agonizantes sonidos de los que se ahogaban en el mar».

Nunca más se supo de Víctor Peñasco ni de su cadáver, pese a que la doncella fue a buscarlo entre los supervivientes recogidos por el vapor ‘Carpathia’ y, después, entre los cadáveres que llegaban en otros barcos que atracaban en Nueva York.

Comprar un cadáver
Perdida toda esperanza, María Josefa y la familia Peñasco comenzaron a plantearse el día después. Había una ingente herencia de por medio y, además, la joven camerana tendría derecho a rehacer su vida cuando el tiempo fuera curando sus penas. Sin embargo, las leyes no estaban de su parte. Por aquel entonces, la legislación norteamericana determinaba que si el cuerpo del finado no aparecía, era imposible declarar la muerte oficial hasta 20 años después del suceso. O sea, que ni la pobre Josefa podría casarse hasta que no cumpliera los 43 ni podría ser heredera de los bienes de su marido.

Ante tal tesitura, la familia Peñasco y la viuda decidieron comprar un cadáver con el que deshacer el entuerto y pagaron mucho dinero por ello. Meses después del hundimiento del Titanic, localizaron uno de los muchos cuerpos que aparecían flotando en las costas atlánticas. La doncella Fermina reconoció el cuerpo como el de Víctor Peñasco y con ello consiguió que el condado de Halifax (Canadá) expidiera el certificado de defunción. Los restos fueron inhumados en el camposanto de la ciudad, pero en aquel cementerio no existe ninguna tumba a nombre de Víctor Peñasco…

Rehizo su vida Josefa Pérez de Soto, quien volvió a casarse en 1919 con el riojano de Entrena Juan Barriobero y Armas Ortuño y Fernández de Arteaga, barón del Río Tovía. El matrimonio tuvo tres hijos. Juan Barriobero, llegó a ser diputado y senador en Cortes, oficial mayor del Consejo de Estado y director general de Comunicaciones. Murió en 1947.  

Josefa alcanzó los 83 años, pues falleció en 1972, mientras que la doncella Fermina Oliva, también superviviente del Titanic, vivió hasta los 98 años. Varios de sus descendientes han vuelto a tener contacto con los Cameros tras haber adquirido recientemente una casa en la zona y recibidos en el Solar de Tejada, según confirma Tomás Rubio de Tejada y Fernández, canciller del Solar de Tejada y presidente de su Junta de Probanza.

 Articulo publicado en el blog Historias Riojanas de Marcelino Izquierdo bajo el titulo "La viuda riojana del Titanic

domingo, 17 de julio de 2011

Ruta a los corrales de Cadme



Comenzamos la ruta en la plaza de Soto. Desde allí nos subimos por la calle empinada por detras del fronton. Para llegar al antiguo cementerio. Desde alli giramos a la derecha, pasando por la ermita de San Antón y un yacimiento de huellas de dinosaurio (abandonadas). Seguimos en camino de tierra donde podremos tener unas vistas de Soto en Cameros inmejorables.

Encontraremos una pista asfaltada y pasaremos por los restos de la ermita de San Babilés, iremos ascendiendo por cuestras de gran pendiente hasta llegar a los corrales de Cadme.

Desde aqui se puede seguir el camino hasta llegar a Treguajantes.








viernes, 6 de agosto de 2010

El XXII Dia del Camero Viejo se celebra en Treguajantes

Treguajantes, pedania de Soto en Cameros, será escenario mañana sábado del XXII Día del Camero Viejo, que comenzará a las 10 horas con la apertura de varias exposiciones (de ganado, aperos, trajes regionales y coches clásicos) y de una feria artesana.

A lo largo de la mañana habrá un espectáculo de perros truferos a las 12 horas, misa en la ermita de San Blas a partir de las 13 horas, danzas cameranas y una comida popular. La fiesta continuará por la tarde con una exhibición motera de 'freestyle' a las 17.30 horas, hinchables y verbena. A medianoche se servirá una chocolatada.

Pero por lo que se ve el Gobierno de La Rioja no se ha enterado del sitio y esto es lo que aparece en la agenda de Europa Press

--11,00: en Soto en Cameros, el consejero de Cultura, Luis Alegre, participará en los actos celebrados con motivo de la 'XXII Fiesta del Camero Viejo'. En el Ayuntamiento.

Con la asistencia a tanta fiestas por parte de los miembros del PP durante el verano con el fin de hacerse la foto de turno es normal que pasen estas cosas.

viernes, 9 de julio de 2010

XXII Dia del Camero Viejo


Programa del XXII Día del Camero Viejo en Treguajantes el 7 de agosto de 2010


10:00 h apertura de las exposiciones y feria de artesania
10:30 h la charanga de San Asensio animara las calles
11:00 h recepcion a las autoridades
12:00 h espectaculo de perros truferos
12:30 a 14:30 h hinchables para niños
13:00 h Santa Misa en la ermita de San Blas (restaurada por los vecinos del pueblo)
14:00 h danzas cameranas. grupos de Soto en Cameros, Luezas y Laguna de Cameros
15:00 h comida popular
16:30 h sorteos de ropa de caza y juegos de ordenador
17:30 h espectaculo de motos exibicion de freestyle organizado por Motoclub-Rioja
17:30 a 19:00 h hinchables para niños
20:00 h verbena popular
00:00 h chocolatada popular a cargo de la asociacion cultural virgen de serrias de treguajantes
00:30 h verbena popular

EXPOSICIONES Y ESPECTACULOS
- exposicion de ganado de la zona
- exposicion de fotografia
- exposicion de coches clasicos
- exposicion de aperos de antaño
- exposicion de trajes regionales
- exhibicion de perros truferos
- exhibicion de freestyle (Motoclub-Rioja)
- exhibicion de danza camerana ( Soto en Cameros, Luezas y Laguna de Cameros )

ARTESANIA
- trabajo en telar
- elaboracion de queso camerano
- arte sobre tejas
- bisuteria artesana
- orujos y licores

domingo, 26 de abril de 2009

Treguajantes: La odisea rural

Diario La Rioja, publica una denuncia de los vecinos y visitantes de Treguajantes una pedania del Ayuntamiento de Soto en Cameros.

En este artículo denuncian el abandono que sufren por las administraciones publicas y el propio Ayuntamiento.

Para vivir emociones fuertes y sentir el hálito del riesgo muy cerca no hay que viajar lejos. Así, lo aseguran los descendientes de la aldea de Treguajantes, perteneciente al Ayuntamiento de Soto en Cameros, -que sólo cuenta con un vecino de forma permanente, pero que dispone de cerca de nueve casas que se abren en fines de semana y vacaciones-, quienes aseveran que han tenido que encomendarse en más de una ocasión al Altísimo cuando visitan el pueblo.

Según relatan, la «aventura» comienza nada más abandonar el empalme con la LR-250. En cuanto avanzan los primeros metros irrumpen las dificultades: «debemos librar una rampa inclinada con profundos baches y zanjas y una portillera de alambre de espino que raras veces está abierta». Esto sólo hasta llegar al puente sobre el Leza, que critican que «carece de protecciones laterales y no está adecuado para el paso de camiones, que aún así transitan». Una vez cruzado el viaducto arranca la pista forestal de 5 kilómetros que conduce a Treguajantes al pie de un barranco, un trazado «con anchura suficiente para un vehículo, que presenta numerosos tramos sin visibilidad y que, en invierno, se congela en diversos puntos debido a la falta de canalización del agua», dejando un reguero de coches escorados en la cuneta.

Agravio comparativo
El estado precario de la infraestructura obliga a estos ciudadanos a denunciar el «abandono continuado» de la aldea, que ve pasar de lejos las mejoras que se acometen en otras pedanías del entorno. «Estamos indignados por ese agravio comparativo y porque, aunque las Administraciones prediquen con entusiasmo un afán por recuperar la vida en los pueblos abandonados, a Treguajantes no lleguen las facilidades», sostienen.

Y es que cuando sus moradores hablan de situación «tercermundista» no aluden únicamente a la vía. «Carecemos de suministro de agua potable y tenemos que recurrir a las placas solares para abastecernos de electricidad», comentan. Esto se traduce en un continuo control del gasto de luz -la ración diaria de televisión se debe limitar a un máximo de tres horas- y al recurso a la recogida de agua de las canaleras para regar o de un pilón con bidones y palanganas para fregar y asearse.

Por esto, cuando se les inquiere acerca de por qué siguen acudiendo en su tiempo de asueto a Treguajantes razonan tajantes que «sencillamente, por orgullo».