viernes, 28 de diciembre de 2007

Tras el Iguanodón

Les proponemos un viaje al pasado, un retroceso de cientos de millones de años. Por aquel entonces en los territorios de La Rioja campaban a sus anchas unos habitantes de grandes dimensiones, los dinosaurios (los dinosaurios vivieron en La Rioja durante la era secundaria, en el Cretácico inferior, hace aproximadamente entre 130 y 110 millones de año). En aquel tiempo en el que vivían lo dinosaurios las tierras de Cameros eran una inmensa llanura bañada por ríos y canales. Los dinosaurios habitaban estos lugares y sus pisadas quedaron marcadas con el paso de millones de años, gracias a condiciones excepcionales que preservaron las huellas.
Existen diversas rutas por esta zona para disfrutar de las huellas o icnitas de dinosaurio, pero en esta ocasión nos centraremos en los valles del Leza-Jubera donde encontramos diversos yacimientos 'La Cela', en Muro de Cameros, que destaca por su variedad y cantidad de huellas; 'Soto 1 y 2', en donde podemos ver una de las pistas más rápidas de La Rioja, situados en Soto de Cameros; o 'La Pellejera', en Hornillos de Cameros, yacimiento de gran extensión, del que se calcula que se ha limpiado sólo la quinta parte, con 730 huellas de dinosaurio descubiertas.
Cada uno de estos yacimientos tiene su propia historia, sus peculiaridades y recorridos. Pero el visitante en estos parajes, además de disfrutar del propio interés que suscitan las huellas de estos seres prehistóricos puede disfrutar de paisajes y rincones naturales bellos y variados, dehesas, densos bosques, pueblos que conservan su fisonomía tradicional.
En esta ocasión, nos centraremos en un sencillo recorrido que nos lleva hasta el yacimiento de 'Valdemayor', en Cabezón de Cameros, y que constituye uno de los hallazgos más singulares de La Rioja. Para acceder a estas huellas deberemos llegar al centro de la localidad y cruzar un pequeño puente en dirección oeste (diversas señales nos indican el camino y sino cualquier lugareño nos lo dirá). La senda aunque es pedregosa en algunos tramos no entraña demasiado dificultad y su longitud es de aproximadamente un kilómetro de recorrido.
El camino transcurre por un barranco, no tiene pérdida ya que en diferentes puntos veremos indicaciones de pequeño recorrido realizadas con líneas de pintura blancas y amarillas.
La peculiaridad de este yacimiento se debe a que han quedado fosilizadas no sólo las huellas de los pies de un Iguanodón (dinosaurio herbívoro) sino también las de las extremidades anteriores. Habitualmente, estos dinosaurios se desplazaban sobre sus patas traseras, es decir eran bípedos.
Las huellas están muy marcadas en la roca, algunas tienen una profundidad de 11 cm. Este hecho indica que el barro estaba muy blando y probablemente el dinosaurio, al caminar, apoyaba sus manos en el suelo para guardar el equilibrio durante la marcha.
Son muchas las localidades y muchos los emplazamientos que podemos seguir recorriendo en La Rioja para ver huellas de dinosaurios. Cerca de allí, podemos aproximarnos a Soto de Cameros donde disfrutar, además de las espectaculares vistas del cañón que el río Leza ha tallado, de una cómoda ruta de senderismo que nos aproximará a nuevos restos.
También podemos visitar la vecina localidad de Laguna de Cameros donde en plena sierra disfrutaremos del bello paisaje camerano y de la cuidada arquitectura rural del municipio. Y si nos hemos quedado con las ganas de conocer más sobre estos antiguos pobladores de La Rioja, nuestras visitas obligadas serán Ajamil, Terroba y ya en otros valles como en el Cidacos o Alhama nos esperan otros rastros pétreos del pasado: Arnedillo, Préjano, Igea, Aguilar del Río Alhama, Enciso y muchos más.

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