miércoles, 13 de octubre de 2010

La reforma de la ley electoral


Señorías:

Me dirijo a ustedes con el fin de hacerles patente mi preocupación por algo que por enésima vez, han rechazado en el Congreso.

Al parecer, esta semana van a aprobar cambios sobre la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General de 1985), modificaciones a las que no niego su importancia, pero que, sin embargo, olvidan lo que debería acercarnos a un principio democrático por excelencia, el de: “una persona, un voto”.

Aproximarse a ese principio debería ser para ustedes –representantes del pueblo— una obligación ética, si es que, como supongo, creen ustedes en la democracia.

El hecho de que quieran mantener la falta de proporcionalidad y las disfunciones en la asignación de escaños a los distintos grupos políticos que se presentan a las elecciones, no dice mucho en su favor y sí de sus propios intereses partidistas, creando desconfianza en la opinión pública que, como ustedes saben, no tienen a la clase política, precisamente, muy bien valorada.

¿Cómo se puede entender que se mantenga esa falsa proporcionalidad que hace que algunos partidos políticos necesiten unos 66.000 votos para obtener un diputado y otro (el caso extremo de IU/ICV) necesite casi 500.000? ¿Acaso les parece democrática una ley que hace que un voto de unos partidos valga siete veces más de lo que vale el voto de otro?

Como ustedes bien saben, lo ideal para corregir este defecto sería cambiar la circunscripción electoral, pero ésta está recogida en la Constitución y no parece que ustedes estén dispuestos a cambiarla. Sin embargo, hay otras fórmulas que permiten, si no una proporcionalidad total, que haya una aproximación mucho mayor sin modificar la Constitución. De hecho una de las fórmulas sería la que, a petición del gobierno, ha sugerido el Consejo de Estado. Recomendación que ustedes han rechazado.

No es lícito que quien tiene el derecho de defender los principios democráticos elementales se opongan a que la proporcionalidad de “una persona, un voto” se pueda conseguir. No hay ninguna razón, salvo la de sus intereses partidistas para que no se acepte la reforma que ha aconsejado el Consejo de Estado. Así es que todavía están a tiempo, Basta que se pongan de acuerdo y sean capaces de anteponer una representación justa a sus propios intereses.

Si lo hacen, como ciudadanía nos daremos cuenta de que cumplen con su obligación. Porque, señorías, para que sean democráticos los acuerdos que ustedes toman, lo primero que debería ocurrir, es que la representación de la voluntad popular fuera lo más fiel posible a los votos que emite. Hoy no es así. En sus manos queda rectificar algo que parece tan obvio.

También suscriben esta carta los siguientes blogs:

Kabila: La reforma de la ley electoral

Arraio Sound Sistem: La reforma de la ley electoral

Ventanas del Falcón: La reforma de la ley electoral

Henar Moreno: La reforma de la ley electoral

Desde la cantera: La reforma de la ley electoral

Moscas en la sopa: Ante la farsa de la reforma de la ley electoral

Punts de vista: La reforma de la Ley Electoral

Enchufe: Ley electoral y encuestas

La rueda del tiempo:Un demócrata, es quien no desprecia al electorado, a ninguno



Envía, si lo deseas, un email a los miembros de la Subcomisión de la Reforma Electoral, estos son sus componentes: Así mismo quien esté de acuerdo puede firmar aquí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos....(Aristóteles).. Y Los trabajadores seguimos siendo el pariente pobre de la democracia... como dijo Marcelino Camacho...

observador subjetivo dijo...

Os invito a leer algo sobre la descentralización mal hecha del estado aquí:

http://observadorsubjetivo.blogspot.com/2010/09/por-que-seguimos-descentralizando-el.html